Empecé como periodista en la revista Paisajes y pronto me dediqué a la información cultural en diarios (y sus suplementos) como ABC, El País, El
He contado también cosas en radio y en televisión, como guionista de programas y creador de formatos para distintas productoras y cadenas y, últimamente, con el desarrollo de propuestas para series y documentales.
Los últimos años me he dedicado a investigar y contar asuntos urbanos, sociales y medioambientales. Lo he hecho en medios de comunicación y también en conferencias, mesas redondas y cursos.
Y soy narrador en libros de ensayo y ficción. El último se llama ¡Silencio! Manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa (Debate, 2024). Antes, se publicaron Cabo Norte (Ediciones Menguantes, 2020), Exceso de equipaje (Debate, 2018), Biciosos (Debate, 2014) y La opción B (Temas de Hoy, 2012).
Pero lo que me ha dado de comer la última década ha sido la narración aplicada al cliente: empresas, administraciones, organizaciones sociales; publicidad, marketing, comunicación. Lo hago con mi empresa, Soulandia, pero también colaborando con otras —Canal Street, Paseo, The Likers, Paisaje Transversal, Love Publicidad, Quiero, Fundación Ciudad Humana…— y para clientes como Cáritas, Cruz Roja, La Casa Encendida, Fundación Montemadrid, Matadero Madrid, OCU, Ayuntamientos de Madrid, Barcelona, San Sebastián, Santander, Fuenlabrada, A Coruña, Vitoria, Viladecans, Valledupar (Colombia). Me dedico a escuchar y ayudar a construir los relatos de proyectos y organizaciones. Esto incluye armar estrategias narrativas y de comunicación y también crear campañas, vídeos y spots, enfocar su comunicación online…
Además de contar cosas, también he ayudado a que sucedan, casi siempre entre lo cultural y lo social. Hace muchos años tuvimos un grupo, Side Effects, y un sello, No Corporation Records, y armamos giras y eventos por toda España dándole al techno con guitarras. Estuve liado también en la organización de REC Madrid, un festival de música electrónica y creación audiovisual. Fui socio de un restaurante, Inshalá. Me embarqué, y sigo en ello, en Espíritu23, un coworking con una enfoque cultural y social en Malasaña.
Hasta ahora, creo que esto es más o menos todo.
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